Mathieu metió un pase desde la defensa y la pelota volvió a pies de Las Palmas. Iniesta le marcó calma con las manos. Al partido le afectó el siroco y lo volvió loco. Al Barcelona le faltó pausa para elaborar sin Busquets. La ambición local intensificó un duelo de ida y vuelta que disimuló un rato las diferencias entre ambos.
La cortina de la igualdad se suele correr con las llegadas al área. En ellas resultó implacable Luis Suárez. Mucho más que Momo, El Zhar o Willian José y eso que estuvieron de nota. El uruguayo marcó pronto a pase de Jordi Alba. Luego asistió con salida en fuera de juego para el 1-2 de Neymar.
Al Barça le faltó control con el balón. Tampoco estuvo afinado en defensa sin la presencia del líder Piqué.
Las virtudes ofensivas de Alba se diluyen en despistes como el que
facilitó el empate a uno. Fue el único que no tiró hacia adelante para
dejar en posición ilegal a Willian José. Éste recibió un taconazo
sublime de Jonathan Viera para superar a Bravo.
Luis Enrique avisó en la previa de que la
complejidad del campeonato va en aumento. Lo hace porque equipos como
Las Palmas forzarán su suerte conscientes de que la Liga ofrece cada vez
menos oportunidades. La condición de campeón no es un privilegio,
también se suda. Al técnico azulgrana ni se le ocurre regalar nada. Por
eso sentó en el descanso a Arda Turan: evitó que el turco viese esa segunda amarilla que rozó en cada jugada, y añadió trabajo en el centro del campo con Rakitic.
Neymar y Messi, en cambio, activaron el 'modo Champions' en la
segunda mitad. Su creatividad se echó en falta a la hora de concretar en
algo útil los eternos rondos del Barcelona en esta fase. La propuesta
adormeció las piernas de los jugadores de Quique Setién. El espectáculo sopló cada vez con menos fuerza, con la excepción de la muestra final de coraje insular.
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